domingo, 22 de noviembre de 2009
¿qué aprendi?
En unos dias me presento a concurso, y definitivamente esta materia me ayudó para eso. Me pregunto cómo hubieran sido mis clases sin las cosas que aprendí. Entré al profesorado buscando un título (que justamente me sirviera para sumar puntos en los concursos) y me voy con mucho más de lo que esperaba. Realmente estoy poniendo en práctica lo que fui aprendiendo, y pienso hacerlo en el concurso.
¡Hasta hice un programa! no me salio del todo bien pero de pensar que era una tarea imposible y sólo para entendidos a hacerlo, creo que fue un paso muy importante.
Agradezco mucho a mis profes que me ayudaron un montón y a mis compañeros que participaron de algunas de mis planificaciones e hicieron las clases más amenas y divertidas. Durante todo el año tuve ganas de ir a las clases, a pesar que muchas veces no me daban los tiempos o tendría que haber estado haciendo otras cosas.
Mi conclusión es que me encanta ser docente (ya lo dije muchas veces) y fue el profesorado el que me incentivó para aprender a ser mejor. Pero también confirmé que me encanta ser alumna, y que es algo que ojalá nunca deje de hacer porque es la mejor forma de seguir adquiriendo herramientas y seguir parendiendo.
miércoles, 18 de noviembre de 2009
domingo, 15 de noviembre de 2009
Y se vino la escuela media...
lunes, 29 de junio de 2009
domingo, 28 de junio de 2009
Auto entrevista
¿Te gusta enseñar?
Mucho. Descubrí que es el trabajo que más placer me da. Y más miedo!!
¿Por qué te gusta?
Porque puedo ayudar a los alumnos, les puedo enseñar algo que yo se y además lo que hago. Por otro lado mientras estoy enseñando me siento muy bien, no me canso, no me aburro, me río y me divierto, y también aprendo.
¿Es un trabajo fácil para vos?
No! No es nada fácil. Implica preparar la clase, planificar, estudiar, y todo un trabajo mental que cansa y genera ansiedad. Cuando salgo de la clase tardo varios minutos hasta que me desacelero. De a poquito estoy mejorando algunas cosas que me costaban más, como por ejemplo manejar el tiempo. En este momento mi desafío es encontrar actividades que sean atractivas para los alumnos y que se adecuen al marco teórico desde el que trabajo, que puedan ser acordes con los contenidos.
¿Qué pensas de vos misma como docente?
Pienso que me esta saliendo mejor de lo que pensaba. Yo todo el tiempo me pregunto si a mi como alumna me interesaría o no lo que estoy diciendo o mostrando. Por ejemplo, intento mostrarle a los alumnos que me importa lo que ellos piensan o necesitan, les pregunto por sus carreras o sus trabajos, o que les gusta más de la clase. Eso es lo que me gustaría a mí como alumna.
¿Te gustaría seguir en la docencia?
Ojalá. Yo a veces me pregunto si la docencia me gusta tanto porque recién estoy empezando y me encantaría sentir lo mismo por mucho tiempo más. Me muero si alguna vez soy de esas maestras que odian ser maestras y odian a sus alumnos. NO!! Considero que es una profesión muy vocacional como para hacerla sin que te guste. Y encima eso se nota mucho!
¿Qué podés decir te tu paso por la 904?
Me gusta mucho. De alguna manera está contestando a mi pregunta: ¿para qué sirve hacer el profesorado?. Hay cosas que me costaron más y otras menos. Yo hice la práctica en la comisión en la que trabajo asi que eso en algun punto me ayudo (y al final salio bastante bien). Tenía miedo porque pensaba que ahi no iba a poder dar cuenta de todo lo que voy aprendiendo. Pero me senti muy cómoda y hasta los alumnos me quisieron ayudar!. El parcial me costó un poco más. No tengo mucho conocimiento de los contenidos de las materias que podía usar y eso me generó inseguridad para definir algunas cuestiones como la bibliografía. Igualmente considero que mi porgrama quedó bastante bien (eso espero jajaja).Pero en general la materia me esta sirviendo mucho. Me está mostrando cosas que yo creía que no eran necesarias para enseñar y descubrí que es todo lo contrario.Resulta que planificar, aunque sea un bodrio, te puede ayudar... y salvar!
sábado, 27 de junio de 2009
Mi paso por la educación...
Desde principios de este año estoy a cargo de una comisión en la materia Psicoanálisis: Escuela Inglesa, en la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires. Nunca antes había tenido una experiencia similar. Lo más cercano a la tarea de docente que había realizado fueron las clases particulares de ingles que di a muy pocos alumnos hace algunos años, cuando recién egresaba del secundario. Tenía muchas expectativas con respecto a ser ayudante de una comisión. Durante dos años había sido coayudante y, si bien tenía mucha participación en la clase y contacto con los alumnos, sentía que no iba a ser lo mismo, esta vez iba a estar yo solita, era toda una responsabilidad.
Las dos semanas previas a la primera clase pensé en muchas cosas, pero sobre todo recordé a mis maestros y profesores, aquellos que por algún motivo me marcaron. Algo parecido me había pasado el año pasado, cuando empecé el profesorado de psicología. Pensar en la educación, la escuela, la enseñanza, el aprendizaje y muchas otras cosas me retrotraen inevitablemente a mi historia, tanto en la escuela como fuera de ella.
Lo primero que recuerdo es mi profesora de hockey cuando tenía 6 años. Era muy cariñosa y tenía mucha paciencia. Además era muy hábil en ese deporte, lo que me provocaba admiración.
El siguiente recuerdo es una maestra de ingles de séptimo grado. Era mala y tenía preferencias por algunos de sus alumnos. Nos trataba mal y nos decía cosas como “acá rige la ley del gallinero, los de arriba controlan a los de abajo”. También hacía cosas que no me gustaban como retar a un alumno a los gritos y en frente de toda la clase, logrando que este llorara o se pusiera muy colorado.
Cuando pienso en el secundario vienen a mi memoria muchos profesores. A algunos, como la de geografía o la de biología, las recuerdo como docentes aburridas, cuyas clases eran monótonas. Ellas se mostraban poco organizadas, poco informadas y hasta inseguras. Esto era detectado por nosotros, los alumnos, y en los últimos años provocaba que nos riéramos y no prestáramos atención. Son dos materias que cuando llegué al CBC tuve la sensación de que no había aprendido nada. Por otro lado pienso en la profesora de química, que pasaba todas las clases leyendo unas fichas amarillas, que eran las mismas que usaba todos los años y a la hora de evaluar tomaba las pruebas de los años anteriores. Nosotros conseguíamos esas pruebas y nos copiábamos pero al ver todas buenas notas la profesora enojaba y nos tomaba otra evaluación.
Sin duda el profesor que mejor recuerdo es el de historia de quinto año y educación cívica en cuarto. A todos nos gustaba mucho ir a sus clases. Eran distintas, eran novedosas y muchas veces eran divertidas. Creo que lo más destacable de sus clases es que siempre proponía actividades diferentes. Juegos de rol, representaciones de los diferentes momentos históricos, trabajos de investigación en equipo, inventar canciones con datos, muchísimas actividades muy distintas a las de los demás profesores. Además, a la hora de evaluar era coherente con las actividades que proponía ya que las pruebas eran presenciales pero se hacían una parte en grupo y la otra parte individualmente. El profesor ponía puntaje a la parte grupal y cada uno debía hacer lo mismo con la parte individual. Luego respetaba nuestra decisión. La libertad y la participación que nos daba en una decisión que considerábamos tan importante no existía en ninguna otra materia.
De la universidad tengo recuerdos positivos y negativos. Los positivos tienen que ver con situaciones en las que los profesores se mostraron más humanos, más cercanos al alumno, nos escuchaban y se interesaban por nuestra carrera. Los negativos en cambio, tienen que ver con clases magistrales, en su mayoría teóricos, en los que por ejemplo la profesora se enojaba porque alguien se retiraba antes de terminado el horario de la clase y con su micrófono interrogaba o retaba al alumno delante de una audiencia de alrededor de 100 personas.
Pero sin duda la persona que creo que más dejó marcas en mí con respecto a la educación es mi abuelo. Mi abuelo era profesor de historia y geografía. Tenía una gran trayectoria como docente, fue director de escuelas normales y de bellas artes, profesor en la universidad, y sobre todo un docente muy recordado por sus alumnos. Aún hoy, después de muchos años de su jubilación se acercan sus ex alumnos a mi familia para hablarnos de él. El destino hizo que mi abuelo falleciera mientras yo cursaba la primer materia del profesorado (el año pasado), pero tuve suficiente tiempo para escuchar millones de anécdotas de su experiencia en la educación. Considero que a pesar de que eran otros tiempos, otras escuelas y otros alumnos, en muchas situaciones el “la tenía clara”. Por ejemplo, siempre decía que una cosa era la conducta de un alumno y otra cosa era su aprendizaje. No estaba de acuerdo con que los profesores sancionaran a los alumnos por mal comportamiento con notas numéricas poniendo “unos” que luego serían promediados. Tampoco estaba de acuerdo con castigos físicos comunes en su época. Decía: “un alumno que se porta mal o falta el respeto no necesariamente tiene carencia de conocimientos acerca de las capitales de Europa” y esto lo mantuvo toda su vida, tanto que hasta discutió con docentes de sus nietos por estos y otros motivos. Las dos semanas posteriores a su fallecimiento llegaron montones de mails, cartas y artículos periodísticos recordando y alabando su desempeño como profesor (me pregunto en cuantas autobiografías habrá aparecido su nombre, además de la mía).
Considero que mi abuelo, como muchas otras personas y situaciones, influyeron para que yo tuviera esta curiosidad y estas ganas de ser docente. Tarea que cada vez me genera más placer y más adrenalina, y de la que espero aprender muchísimo más.
domingo, 21 de junio de 2009
La Escuela Pitufa
el martes por supuesto, nadie va a clase
el miercoles y el jueves se unen al viernes
con sábado y domingo que vamos al campo.